21.2.07

ANTE LA VIDA Y LA MUERTE



Una soldado española ha muerto en Afganistán. Una vida segada, cumpliendo con su deber para defender la libertad, a la que nadie le puede hurtar el honor de haber luchado por ello. Una mujer muerta en una zona donde hasta hace unos años era una desgracia serlo y si ahí estamos junto con otras fuerzas internacionales, es para evitar esta barbarie. Ocultas en su apariencia bajo el Burka y anuladas en su identidad bajo la estricta ortodoxia talibán, es una muestra de que ser mujer en grandes regiones del globo, supone dificultades desde que nacen.

Precisamente, casi coincidiendo en el tiempo, nace la niña más prematura del mundo. Con cinco meses en el seno materno, la vida se abre paso y se muestra, en una persona del tamaño de un bolígrafo y que tal y como muestran las fotos, tendrán que empezar a andar toda una vida por delante con sus pies diminutos. Una criatura, que quizás no tenga un gran valor en Afganistán cuando sea más mayor, pero aquí por desgracia tampoco tiene todo el que merece. Porque aunque nació en Occidente, se acepta la muerte de muchas criaturas, bajo una aparente sublimación de la libertad.

Noticias financieras, discusiones parlamentarias, o cualquier otro tema informativo, se quedan cortos frente al respeto reverencial que nos produce la vida y la muerte.


PUBLICADO EN CARTAS AL DIRECTOR DE LA RAZÓN (23.02.2006)