Después de ser en las últimas semanas, el pepito grilo del gobierno en materia de las dadivosas promesas electorales, Solbes da una de cal en los Presupuestos Generales del Estado. A pesar de tener el estatuto sub iudice, el Gobierno lo pone en práctica con una subida de un 25% las inversiones en infraestructuras en Cataluña. 4.000 millones de euros, para contentar a los socios de Zapatero. Todo ello arrancado en una reunión bilateral, con el Conseller de Finanzas.
Los presupuestos se están convirtiendo en un elemento de extorsión, en manos de los socios, donde el mejor nacionalista es que saca más tajada al gobierno. Presuntas deudas históricas, cocinadas con una buena dosis de victimismo nacionalista, se saldan en euros, contantes y sonantes. Pero esa deuda histórica transformada en contable, no se elimina en un ejercicio, si no que se reproduce anualmente, con la cercanía de los presupuestos. Seguramente influirá la erosión electoral, producida por la esperpéntica situación de los suministros y servicios en Cataluña durante este verano. Pero un gobierno tendría que buscar el interés general más que el particular de los socios. Da la sensación que el Sudoku de Solbes se rellena primero por Cataluña y después a los demás con calzador. No es bueno para Cataluña, ni para el resto de España.
PUBLICADO EN CARTAS AL DIRECTOR DE EL MUNDO (20/09/07)
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