"Un poco de rebelión de vez en cuando es buena cosa".
Thomas Jefferson (1743-1826) Político Estadounidense.
El acto de exaltación democrática del sábado, convocada por el PP, ha demostrado ser un éxito absoluto de civismo ante el chantaje de ETA al gobierno. Llama la atención que más de treinta años después, sigamos se siga pidiendo libertad y es que en el País Vasco, siguen luchando por esto, desde hace demasiado tiempo. El consenso para los asuntos de Estado, se hace entre los dos partidos con posibilidades de gobernar España: PSOE y PP. Sin embargo, Mariano Rajoy, ante el camino tomado por Zapatero, lo ha pedido directamente a los españoles.
En esta legislatura, iniciada bajo el estigma del 11M y la campaña vil en los días posteriores, se destrozó un consenso en el momento que más se necesitaba. A partir de ese momento, un partido que estaba noqueado, contrastaba con la ansiedad de una gran parte de la ciudadanía que la había votado. Usando el símil ciclista, a Mariano Rajoy se le exigía que saltara desde el primer puerto, justo cuando tenía una pájara de cuidado. Que anteriormente era un gregario de lujo, nadie lo dudaba, pero ha tenido que demostrar ser un gran jefe de filas en el momento más difícil. La gran virtud de Rajoy, que ha demostrado sobradamente, es que sabe dominar los tiempos. No ha pegado el "hachazo" deseado por mucha gente, pero ha ido subiendo poco a poco el tren, sin levantarse del sillín, recogiendo a los espontáneos escapados del principio. En el Parlamento, han ido apareciendo escollos como el Estatut o el Plan Ibarreche y los ha ido superando con sus excelentes cualidades de parlamentario. Ahora le ha tocado liderar la calle con un discurso de estadista.
Y ha sido en la calle, la sociedad civil durante estos años, la que ha hecho una labor en soledad de concienciación a la ciudadanía. Por que si algo incomoda en un proceso de negociación, es las víctimas, por ser memoria viva, cicatrices de nuestra nación producida por aquellos con quienes se negocia o se libera antes de tiempo. Ni Peces-Barba, ni la falsa agresión a Bono, ni colgarles el falso cartel de "satélites del PP", han conseguido eliminar la adhesión popular a la rebelión cívica.
El PSOE padece el síndrome del flautista de Hamelín, siguiendo a Zapatero al borde del abismo, dirigidos por esa flauta de la disciplina de partido. Sólo gente valiente como Rosa Díez desde una admirable soledad y una constante coherencia, parece desoir a este desafinado intérprete y no traspasar las lineas rojas que una izquierda honrada sabe donde siguen estando.
La próxima etapa se establece en Navarra. Tocará de nuevo dar la batalla, porque si se ha cedido en el caso De Juana Chaos, ¿que hace pensar que no se va a hacer de nuevo en este punto irrenunciable para Otegi y compañía?. Después tocará preguntarse si habrá que subir el piñón una vez más, si se mantiene la postura cerril del gobierno y Rajoy tendrá que hacer uso de la moción de censura.
En esta legislatura, iniciada bajo el estigma del 11M y la campaña vil en los días posteriores, se destrozó un consenso en el momento que más se necesitaba. A partir de ese momento, un partido que estaba noqueado, contrastaba con la ansiedad de una gran parte de la ciudadanía que la había votado. Usando el símil ciclista, a Mariano Rajoy se le exigía que saltara desde el primer puerto, justo cuando tenía una pájara de cuidado. Que anteriormente era un gregario de lujo, nadie lo dudaba, pero ha tenido que demostrar ser un gran jefe de filas en el momento más difícil. La gran virtud de Rajoy, que ha demostrado sobradamente, es que sabe dominar los tiempos. No ha pegado el "hachazo" deseado por mucha gente, pero ha ido subiendo poco a poco el tren, sin levantarse del sillín, recogiendo a los espontáneos escapados del principio. En el Parlamento, han ido apareciendo escollos como el Estatut o el Plan Ibarreche y los ha ido superando con sus excelentes cualidades de parlamentario. Ahora le ha tocado liderar la calle con un discurso de estadista.
Y ha sido en la calle, la sociedad civil durante estos años, la que ha hecho una labor en soledad de concienciación a la ciudadanía. Por que si algo incomoda en un proceso de negociación, es las víctimas, por ser memoria viva, cicatrices de nuestra nación producida por aquellos con quienes se negocia o se libera antes de tiempo. Ni Peces-Barba, ni la falsa agresión a Bono, ni colgarles el falso cartel de "satélites del PP", han conseguido eliminar la adhesión popular a la rebelión cívica.
El PSOE padece el síndrome del flautista de Hamelín, siguiendo a Zapatero al borde del abismo, dirigidos por esa flauta de la disciplina de partido. Sólo gente valiente como Rosa Díez desde una admirable soledad y una constante coherencia, parece desoir a este desafinado intérprete y no traspasar las lineas rojas que una izquierda honrada sabe donde siguen estando.
La próxima etapa se establece en Navarra. Tocará de nuevo dar la batalla, porque si se ha cedido en el caso De Juana Chaos, ¿que hace pensar que no se va a hacer de nuevo en este punto irrenunciable para Otegi y compañía?. Después tocará preguntarse si habrá que subir el piñón una vez más, si se mantiene la postura cerril del gobierno y Rajoy tendrá que hacer uso de la moción de censura.
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