"Es mejor viajar lleno de esperanza que llegar".Proverbio japonés
Estamos ya clasificados para la segunda fase del Mundial de Fútbol en Alemania. La aficción esta deseando que pasemos de una vez esa frontera de cuartos de final, que cada cita mundialista nos devuelve a la realidad. No estará fácil, cuando ahora toca nada menos que Francia, aunque nuestros vecinos ya no exhiben la "grandeur" que la hizo campeona del mundo en 1998 y de Europa en 2000.
A diferencia de nuestro próximo rival, nosotros tenemos un sentimiento antichovinista. Sin embargo, me ha sorprendido gratamente, el hecho de ver a la aficción haciendo gala de sus colores, más que otras veces. Puede que sea el hecho de que cuando se nos hurta el derecho a ser nación, haya surgido más fuerte, la exhibición de orgullo nacional. Siempre he oido a otras selecciones cantar fuerte su himno, mientras nosotros lo tarareabamos a media voz, quizás porque no tengamos letra. Pero en estos partidos el público exhibe con gran fuerza su identificación con la bandera y el himno. Quizás porque nunca antes se puso tan en entredicho nuestra propia identidad, desde el propio poder.
Necesitados estamos de una alegría colectiva, que nos una en esta España cainita, donde desde la leyenda negra hasta nuestros días, nuestro mayor enemigo hemos sido nosotros mismos. Nuestro país, donde nada hay más español que la propia envidia, vibra con Raúl aunque sean antiraulistas, o con Pujol y Xabi aunque algunos les desearan lo peor en la final de la Copa de Europa. Nada me impedirá soñar con que podamos hacer algo grande, que nos llene de orgullo de pertenecer a un mismo país. Eso sería la mayor victoria que podría realizar nuestra selección. Más que el propio título.
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