Después del sentimiento de luto que se apoderó de Valencia y del resto de España, la estancia de Benedicto XVI, ha envuelto en alegría a millones de fieles. Sus palabras no sólo guardan interés para católicos, sino para toda la sociedad. Su mensaje en contra del relativismo, pone en negro sobre blanco, la situación que sufre la institución inspiradora de la reunión: la familia.
En esta sociedad posmoderna e individualista, donde se deifica a la juventud, con claras intenciones mercantilistas, un anciano ha hablado, desde esta ciudad mediterranea para todo el mundo. Decía un simpático testimonio de un padre italiano, con genuina espontaneidad transalpina, que el Santo Padre era el "abuelo" del mundo. Este "abuelo", que no tiene la seductora apariencia de los iconos del consumismo que nos venden colonias o coches, nos ha hablado de la defensa de la vida en sus diferentes etapas, del compromiso de un hombre y una mujer o de la dignidad humana.
No logro entender determinadas reacciones anticlericales, ya que es el mismo mensaje que se anunciaba en anteriores visitas de Juan Pablo II y no produjo estas reacciones marginales. El mismo mensaje que ha sobrevivido más de dos mil años y que sigue sin dejar indiferente.
6.7.06
EL PAPA EN ESPAÑA
Escrito por Burke a las 11:15 p. m.
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