Tradicionalmente hemos visto como los premios de Lotería de Navidad o del Niño, en muchos casos recompensan a gente humilde que lo necesitan más que otros. En los últimos años, hemos visto que a esta estampa navideña, se han añadido los inmigrantes, que trabajando duramente lejos de su país y manteniendo allí a sus familias, han sido agraciados con la suerte, con cierta justicia poética.
Por desgracia en estas fechas, también han sido víctimas de la mala gestión del Ministerio de Fomento, en la crisis de Air Madrid, donde muchos no han podido reunirse con sus seres queridos en fechas tan señaladas. Peor destino han tenido dos ciudadanos ecuatorianos, Carlos Palate y Diego Estacio, asesinados por el terrorismo de ETA, cuya zona cero, nuestro Presidente visitó cinco después de la explosión. Muchos de ellos, serán españoles el día de mañana. No hay ciudadanos de segunda y ellos sin duda, merecen el mismo duelo y la misma eficacia en la gestión que con cualquier otro ciudadano.
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