En la II Guerra Mundial, el hecho más importante del S.XX, murieron muchos millones de personas destrozando una generación entera. Son muchas las aberraciones que realizó el ser humano durante este periodo. Una de ellas, fruto de las tésis supremacistas, es la eliminación sistemática de personas por su orígen étnico o religioso.
El pueblo judío rememora la Shoa, donde se estima que murieron seis millones de judios. Es por cierto, un ejemplo de memoria del que tendríamos que aprender, ya que no se aplica en contra de alguien. En Ciempozuelos han preferido desagraviar el sentido común, y declarar hace unos días, el día del genocido palestino, en lugar del día del Holocausto, tal y como ha acontecido en toda la Unión Europea. Sabíamos que en ese municipio existía la corrupción urbanística, pero se ha quedado corto comparado con cierta corrupción moral. Será difícil hacer entender a determinadas personas, que existen cualquier otro día para celebrar este acontecimiento, que el concepto de genocidio es muy distinto de como lo interpretan. Tampoco sabrán nada de los miles de palestinos ordenados matar por el rey de Jordania, en los campos de refugiados durante el Septiembre negro.
En el fondo, los gobernantes de los países árabes que han tratado de invadir Palestina en varias ocasiones, han pretendido anexionar un territorio y les importan los palestinos, lo mismo que al padre de Mohammed VI, el pueblo saharaui. Tampoco esto, significa por mi parte un cheque en blanco al gobierno de Israel, en temas como los asesinatos selectivos, a los que me cuesta entender que no pueda existir vías alternativas.
Al final, entro al trapo, cometiendo el pretendido error de confundir las cosas. El llamado conflicto arabe-israelí y la memoria de los ausentes. Sin duda, ellos merecen más respeto que el que se les ha dado en Ciempozuelos.
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