De nuevo una concentración. En esta ocasión para pedir el cumplimiento íntegro de la pena impuesta al asesino de Juana Chaos, y no para ir en contra del Estado de Derecho, como cínicamente se ha propalado, con la aviesa intención de desactivar la movilización social.
El tono ha sido algo más duro que en otras ocasiones, en gran parte por que la indignación es cada vez más grande. Por muchas aristas que tuviera su discurso, no creo que yo pudiera juzgarlo. Las víctimas han cruzado un umbral del sufrimiento, que los demás sólo podemos llegar a empatizar, pero últimamente son más cosas las que tienen que aguantar. Entre otras cosas, la humillación a la que se han visto sometidas, con la persecución de Peces-Barba, la preparación de una lista amarilla para cambiar la actual presidencia de la AVT o los insultos proferidos a un poliomelítico por parte de José Blanco y de López Garrido.
Porque parece que no nos van a hacer mucho caso y estamos seguros, que se permitirá que ETA se presente a las elecciones con una marca blanca. Que además un etarra asesino de veinticinco personas, cuya manutención en un hospital nos cuesta 9.000 euros al mes y que tiene determinados privilegios, como que no cacheen a su novia y le hagan reportajes un periódico extranjero, sulfuran a cualquiera. Sobre todo cuando se ha dicho por nuestro presidente, que es parte del proceso de paz, y cuando incluso se plantea que salga de la cárcel antes del tiempo acordado.
Las participaciones de las víctimas fueron emotivas y contundentes. No son políticos profesionales con un claro dominio de la dialéctica, sino son ciudadanos normales como podíamos haber sido cualquiera de nosotros. Con sus muletillas, ceceos, sus pausas conteniendo la emoción o sus gazapos. Gente normal, que en la Ruleta Rusa de ETA, el tambor cargado con muerte por de Juana Chaos u otros cobardes, percutió en sus vidas, destrozándo a sus seres queridos, de los que nunca se pudieron despedir.
Al finalizar, Francisco José Alcaraz, tuvo un gesto muy acertado: el de evitar decir su discurso, ya que según él, poco podía añadir a lo dicho por otras víctimas del terrorismo. Las historias anónimas de los participantes, ya se habían quedado fijadas en nuestro pensamiento, dentro de esa intrahistoria de más de mil familias, que sostienen a través de esta asociación, la memoria, la dignidad y la justicia, como un estandarte de rebelión cívica.
Videos realizados por mí:
Un minuto de silencio
La muerte no es el final
Himno nacional
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