"Cuatro características corresponden al juez: Escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente".
Sócrates (470 AC-399 AC) Filósofo griego.
Sigue estos días, la resaca producida por el anuncio de Bermejo, de querer convertir a la judicatura, en una empresa de cazatalentos. Al parecer, los "cerebros" jurídicos, se marchan a la empresa privada y para ello propone cambiar el clásico sistema de oposición, que con todos sus fallos, reconoce el mérito y el esfuerzo, como saben muy bien todos los opositores.
Alega el ministro la caída en el ratio de candidatos, sin embargo, sigue siendo de los más altos que hay en las oposiciones jurídicas. Una oposición tiene la virtud de igualar a todos mediante un mismo filtro, ya que en nuestro sistema educativo superior, la dificultad es diferente en las distintas facultades de derecho, aunque sea difícil ponderarlo. La otra posibilidad es generar relaciones clientelistas con algunas facultades, que estuvieran entre las mejor consideradas. Además el sistema propuesto es discriminatorio, ya que niega a los licenciados en Derecho de algunas facultades, la posibilidad de ser juez, siendo coto privado de las universidades públicas. En cualquier caso, se vislumbra riesgos partidistas, en unas Universidades que desafortunadamente, ya están muy politizadas.
Por otro lado, se quiere promover el formarles en valores. A todos nos evoca esto, a la Educación para la Ciudadanía y miedo da pensar en que consistiría. Lo mismo que interesa a los padres que sus hijos sepan de otros contenidos que la dichosa asignatura, a los ciudadanos nos interesa que los jueces estén excelentemente formados técnicamente. Quiero estar juzgado por una persona competente tras un proceso que se demuestre su valía y tengo claro que cuando cuelgue la toga, no son de mi incumbencia sus valores, pues pertenece a su esfera privada.
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