Wenceslao Fernández Florez
Parece ser que aunque le pese a muchos, la justicia en esta nación funciona y se han disipado los temores, en el kafkiano proceso al que se vieron sometidos dos ciudadanos durante una manifestación. Al menos esto pasa, en los tribunales que no han sido nombrado a dedo y no han de devolver las prebendas al ejecutivo.
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a tres policías a penas que oscilan entre 3 y 5 años de cárcel por la detención ilegal de dos militantes del PP tras una manifestación de la AVT en la que José Bono fue increpado. De increpación, se pasó a delito de vociferación, con agravante de ser miembros del PP. El batiburrillo de Bono para justificar el atropello, con sus rectificaciones y explicaciones, fue de traca. Amén de una falsificación del inspector jefe, en esta detención ilegal que podía haber pasado a cualquiera de nosotros, con unos métodos más propios de la Stasi.
Los gimoteos de los implicados en este caso, no han servido para reinterpretar la ley. La no petición de condena por el Ministerio Fiscal, no ha borrado los derechos constitucionales, aunque se quieran dar a simios. Lástima que nos quedemos sin saber el origen del conducto reglamentario por donde empezó esta orden. Sin duda, es un aviso a navegantes para esa minoría de agentes de policía que usan sus cargos al servicio de un partido. Sirva de precedente para el 11M.
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