Trujillo vino al ejecutivo de ZP, como abanderada de ese ministerio con reminiscencias franquistas, donde parecía, que se iban a repartir pisos a todos los jóvenes españoles, como bocatas de Chopped. De los 80.000 pisos prometidos, se pasó a denominarlas actuaciones urbanísticas, que vino a ser un quiero y no puedo, sumándose a más promesas rotas de la izquierda española: salir de la OTAN, 800.000 puestos de trabajo, el cambio del cambio… Ya Tierno Galván, el alcalde de la movida y el porro, que fue enterrado a la Federica (como Pablo Iglesias, por cierto), dijo aquello de que “los programas electorales están hechos para no ser cumplidos”. A fe que el PSOE lo ha entendido bien, desde hace tiempo.
Pero nuestra ministra, se ha destacado en su impopularidad por cumplir el dicho de, “ el que parte y reparte se lleva la mejor parte”. La reforma de su fastuoso despacho en decoración Zen, llevó a reducir el tamaño de la cafetería ministerial. Su duplex en la zona residencial más cara de Madrid, contrasta con las cutres soluciones habitacionales , que bien le han valido el apodo de ministra apretujillos. En su casa de 280 metros, caben una decena de esos zulos batasunos en los que nos quieren enlatar.
Ya la propia creación del Ministerio, necesitó de más recursos de los que el mismo manejaba. Pero la ministra que fue capaz de movilizar un helicóptero por una picadura de insecto, todavía no parece encontrar la herramienta para cambiar la tendencia alcista del mercado. De hecho, el crecimiento de la vivienda, sigue subiendo tanto como la gasolina o el aceite de oliva. Todas las medidas, han sido lanzadas como globos sonda. Rectificaciones, contradicciones y desautorizaciones de su gobierno, han jalonado los pasos dados por la Ministra presdigitadora: ahora esta aquí, ahora no está. Uno de los conejos que saco de su chistera, fue la Sociedad Pública de Alquiler. Institución altamente deficitaria, que durante mucho tiempo ha tenido menos contratantes, que matrimonios homosexuales.
Si algún inocente votó pensando que sus problemas de acceso a una vivienda se iban a resolver con este gobierno, puede esperar sentado. Sin duda, una fórmula mejor que la de Trujillo para obtener vivienda, es gastarse algo de dinero en un San Pancracio y una hucha de cerdito. Aunque Trujillo ya ha empezado con estas medidas prácticas, con las zapatillas Kelifinder.
Pero nuestra ministra, se ha destacado en su impopularidad por cumplir el dicho de, “ el que parte y reparte se lleva la mejor parte”. La reforma de su fastuoso despacho en decoración Zen, llevó a reducir el tamaño de la cafetería ministerial. Su duplex en la zona residencial más cara de Madrid, contrasta con las cutres soluciones habitacionales , que bien le han valido el apodo de ministra apretujillos. En su casa de 280 metros, caben una decena de esos zulos batasunos en los que nos quieren enlatar.
Ya la propia creación del Ministerio, necesitó de más recursos de los que el mismo manejaba. Pero la ministra que fue capaz de movilizar un helicóptero por una picadura de insecto, todavía no parece encontrar la herramienta para cambiar la tendencia alcista del mercado. De hecho, el crecimiento de la vivienda, sigue subiendo tanto como la gasolina o el aceite de oliva. Todas las medidas, han sido lanzadas como globos sonda. Rectificaciones, contradicciones y desautorizaciones de su gobierno, han jalonado los pasos dados por la Ministra presdigitadora: ahora esta aquí, ahora no está. Uno de los conejos que saco de su chistera, fue la Sociedad Pública de Alquiler. Institución altamente deficitaria, que durante mucho tiempo ha tenido menos contratantes, que matrimonios homosexuales.
Si algún inocente votó pensando que sus problemas de acceso a una vivienda se iban a resolver con este gobierno, puede esperar sentado. Sin duda, una fórmula mejor que la de Trujillo para obtener vivienda, es gastarse algo de dinero en un San Pancracio y una hucha de cerdito. Aunque Trujillo ya ha empezado con estas medidas prácticas, con las zapatillas Kelifinder.
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